sábado, 22 de octubre de 2011

ETA: Que esta vez sea la definitiva


Tanto tiempo esperando este momento que cuando por fin se produce siento una gran indiferencia. Aunque no debería ser así porque tanto tiempo esperando a que ETA dejase las armas debería ser motivo de jubilo pero son tantas veces las que hemos escuchado la misma cantinela. Siempre la misma escenografía la de tres encapuchados o mejor dicho tres cobardes incapaces de dar la cara que leen un comunicado con la misma frialdad con la que uno lee el BOE. Sin sentimientos como si no tuvieran conciencia. Pero que se puede esperar de una banda de terroristas que ha matado a 829 personas herido a otras muchas mas y dañado a toda la sociedad. Poco o más bien nada. 
Sin embargo, en esta ocasión los de la capucha han pronunciado una frase que sin duda abre por fin la puerta de la esperanza a tantos anos de terror. Dejan la violencia. Nunca habían sido tan claritos. Aunque como siempre les han faltado muchas palabras como dejar las armas o lo mas importante pedir perdón a las víctimas

Por desgracia formo parte de ese gran colectivo lacrado por la violencia. El 30 de octubre de 2009 ETA colocó un coche bomba en el parking de mi universidad. Vi como las llamas salían hacia el cielo y los cascotes se disparaban por suelo con la fuerza de una metralla. Yo estaba a 50 metros del coche. Por suerte no me quedaron secuelas físicas aunque si psicológicas. Durante mucho tiempo tuve miedo a caminar cerca de los coches. Por suerte, están desapareciendo.
En aquel momento escuché a muchas personas decir que habían perdonado a los causantes de aquello. Yo no lo he hecho. Creo que no me corresponde a mi sino a ellos pedir perdón por el daño que nos causaron, a nosotros y a muchos otros, a los que arrebataron su vida amparándose en una causa inútil en la que solo ellos creían. No hace mucho conocí en una boda a los padres de Diego Salvà, uno de los guardias civiles asesinados en Palmanova (el último atentado de ETA en suelo español). Me sorprendió su entereza a pesar de haber perdido a un hijo. Por aquel entonces y por circunstancias que no vienen al caso, yo me acordaba más que nunca de aquello y pensaba en lo mal que estaba por su culpa. Aquel día, Montse Lezaun la madre de Diego mientras me contaba su historia, me animaba a seguir adelante. En ese momento pensé "Yo estoy aquí reconcomiendome con un coche bomba que vi explotar y me provocó un traumatismo timpánico y esta mujer que ha perdido a su hijo me está dando ánimos". Ella decía que había perdonado a los asesinos de su hijo, y que no esperaba recibir el perdón de los terroristas, que a pesar del dolor quería seguir hacia adelante. Aquellas palabras me marcaron. 
Y aunque Montse no esperé un perdón lo merece. Ella y todos aquellos familiares que han perdido a un ser querido a manos de estos descerebrados. También a toda la sociedad porque generaciones como la mía hemos crecido con palabras como "cóctel molotov" "Goma2" "Detonadores" y todo un vocabulario bélico que ojalá nunca hubiesemos tenido que aprender.  Y no me vale eso de hay que "tener en cuenta a todas las víctimas". No. Porque los únicos causantes del conflicto son ellos. Una minoría que ha intentado y afortunadamente sin éxito imponer sus ideas a golpe de bomba y metralla a la mayoría que quiere vivir en paz a pesar de sus diferencias. Para mi todos aquellos presos que cumplen condena en cárceles fuera del País Vasco, en Francia, los fugados...no son víctimas. Víctima no es una familia que viaja 600 kilómetros para ver a un preso. Víctima es una familia que a lo mejor solo tiene que andar unos pasos pero no va a ver a una persona detrás de unos barrotes, va a visitar una tumba. No se puede medir todo con el mismo rasero.

Ojalá algún día escuchemos esas frases que nos faltan por oír para que nuestra felicidad sea absoluta. Por lo pronto ya hemos escuchado algo que nos hace ver de una vez por todas un mundo sin amenazas, sin cargos públicos escoltados las 24 horas del día, sin miedo a expresar unas ideas diferentes. Un mundo en el que a pesar de nuestras diferencias vivamos en paz. Que esta vez sea la definitiva

Al fin, como el pájaro podemos ser libres




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