Cuando estudiaba Política Comunitaria mi profesor decía que el Parlamento Europeo no tenía mucho poder en la toma de decisiones en la Unión (a pesar de ser la única institución comunitaria elegida por los ciudadanos), porque casi siempre acababa acatando lo que decía el Consejo. Sin embargo, hoy, la Eurocámara nos ha demostrado que de vez en cuando se preocupa por nosotros los europeos, los que les votamos. Por aplastante mayoría absoluta ha rechazado una directiva que pretendía alargar la semana laboral hasta 65 horas. Bueno, en realidad no es exactamente así, sino que lo que dice la susodicha directiva es que si hay un acuerdo entre empresario y trabajador, éste puede llegar a trabajar 65 horas. Sobre el papel, no parece que sea un escandalo, pero ya sabemos cómo funcionan estas cosas. Hecha la ley, hecha la trampa. Si la norma entrase en vigor, los empresarios con la ley en la mano obligarían a los trabajadores a aceptar el acuerdo, y sino lo aceptan pues a la calle.
Hoy en día, en una sociedad que lucha por poder conciliar la vida laboral y familiar, introducir una directiva como esta supondría un gran retroceso en los derechos de los trabajadores. Esta es la razón por la que una servidora, que se considera progresista, decidió sumarse a la campaña contra las 65 horas. Una iniciativa propuesta por el gobierno británico y que tan sólo ha sido defendida por los paises del este. Creo que en tiempos de crisis, no nos podemos permitir el lujo de destruir empleos (porque como muy bien se sabe si hay un trabajador que curra más horas, no van a contratar a otro). Por eso hoy me alegro de que por una vez el Europarlamento haya tenido en cuenta las miles de peticiones que le han llegado de todo el continente y haya puesto el freno a semejante desproposito. Sí, ya se que la proximidad de las elecciones ha podido tener algo que ver, pero bueno lo importante son los hechos y allí estan.
Ahora toca negociación entre el Parlamento y el Consejo, y si no hay acuerdo el texto será reitarado. Todo parece indicar que será asi, lo que significaría que por una vez la Eurocámara habrá conseguido imponerse al todopoderoso Consejo, que cree que sus intereses y los nuestros son los mismos. Además de una gran noticia para los trabajadores, ¿será el primer paso a una Europa más próxima a los ciudadanos?
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