martes, 28 de junio de 2011

River Plate: De 'millonarios' a Segunda

En un país donde el fútbol es la religión mayoritaria (la Wikipedia lo debería tener en cuenta en la casilla religión de la ficha de Argentina) las cosas se viven de otro modo distinto al que por estas latitudes estamos acostumbrados. El fútbol está impregnado en la sociedad argentina como lo estuvo la iglesia en España en tiempos de Franco. Nada escapa a su influencia. Con su Dios: Maradona, su Jesucristo: Messi, sus apóstoles: incontables, el gran Don Alfredo por decir uno, y sus fanáticos: los barras bravas, quienes al igual que los sectores más extremistas de cualquier religión se enfadan si la liturgia dominguera en el estadio no les satisface. Prueba de ello fue lo que pudimos ver el sábado en Buenos Aires. La barra brava de River Plate arrasó con todo lo que se encontró a su paso tras consumarse el descenso del clon aregentino del Real Madrid. Hay muchas formas de desahogarse pero estos hooligans optaron por la más violenta, destrozar su propio estadio y todo lo que encontrasen en la calle: comercios, paradas de bus...mostrando un comportamiento más propio de animales que de personas. Siempre es duro que tu equipo pierda y más que descienda por primera vez en su historia. Pero la vida de estas personas gira en torno a su club y si este no brilla su existencia pierde sentido. Es duro tener que decirlo pero es así.

Nunca he entendido porque en el fútbol las sentimientos afloran en su máxima expresión y el ser humano deja de ser un individuo para ser engullido por la masa y actuar sin racionalidad. A la barra brava de River al igual que a los muchos ultras que pululan por los campos de fútbol les vendría bien aplicarse ese lema que tan bien conocemos los navarros Tranqui vive deportivamente. Parece que lo que ocurrió en el Monumental no va a quedar en la nada y las autoridades competentes van a tomar cartas en el asunto dando al club porteño una sanción ejemplar por muy River que sea.





El descenso de un grande es algo raro de ver en el fútbol. Algunos que tuvieron la desgracia de bajar a los infiernos fueron el Manchester United y la Juventus (aunque fue por otros motivos). Pero estos es como los cometas que pasan una vez cada X tiempo. Esta vez le ha tocado a uno de esos clubes que aun no sabiendo nada de fútbol todo el mundo lo conoce: el River Plate, el equipo más laureado de Argentina, 110 años de historia y 33 ligas en sus vitrinas. A River se le conoce como el millonario, el apodo viene por dos razones. Una porque a principios de los años 30 tiraron la casa por la ventana para comprar a un jugador. Y la otra porque antes de trasladarse a su flamante estadio el conjunto de la banda roja jugó una temporada en el hiperpijo barrio bonaerense de la Recoleta. Durante muchos, muchisimos años compartió el trono de la liga argentina con su eterno rival, el Boca Juniors. Pero en los últimos años, el equipo del que salieron tantas figuras como Di Stefano, Aimar o Mascherano empezó su hundimiento a cámara lenta, sin prisa pero sin pausa. La mala gestión de sus presidentes, Aguilar y Pasarella (si, el mismo que ganó dos mundiales) que pasaron de presidir el club más millonario de la liga albiceleste al más endeudado contribuyó mucho a su caída pero también lo hizo el hecho de que River pasará de ser un club de estrellas a ser una casa de retiro.

Puede también que en la caída del gigante de la banda roja, haya influido también la democratización del fútbol argentino escenificada en el llamado Fútbol para todos (uno de los emblemas de la administración Kirchner). Desde 2008, la televisión pública transmite todos los partidos de la primera división argentina, con lo que la jornada se disputa en tres días, y va un partido detrás del otro. Los derechos de televisión los cobra la AFA de la empresa difusora y después los reparte entre los clubes casi a partes iguales. Boca y River son los que se llevan la mejor tajada, seguidos de Independiente, Racing y San Lorenzo. El resto recibe la misma cantidad. Pero no solo esto, en Argentina todos los equipos de fútbol son clubes y no sociedades anónimas como ocurre aquí. Así que, por estas dos razones nos encontramos con una liga que aunque esta a años luz de la Liga de las estrellas española en recursos (Si Messi no hubiera venido al Barça de pequeño lo habrían fichado, seguro) está mucho más igualada. En España ya sabemos, el pescado está vendido desde el inicio. La liga se la juegan el Barça y el Madrid y el resto pues los puestos europeos o la permanencia. Allí las cosas están más igualadas, sin ir más lejos este año el Clausura lo ganó Banfield (aparte de a los entendidos en fútbol, ¿a alguien le suena?) . Pues así fue.

Y por increíble que aún siga pareciendo River Plate jugará la temporada que viene en el Nacional B (segunda división). Además del disgusto de cambiar de categoría, los primeros pasos de River en la B no van a ser un camino de rosas. Por lo pronto ya se ha decretado la clausura de su estadio por ¡20 partidos!. Si, si lo que habéis leído 20. Un castigo merecido por lo que ocurrió tras el partido. Y aun hay más se baraja la posibilidad de que las gallinas (otro de los apodos poco cariñosos de River) comiencen el campeonato con 3 o 6 puntos menos (podrían incluso ser más). Por no hablar de los problemas económicos. Vamos que va a ser divertido.

Aunque lo que para unos es tristeza para otros es alegría. Obviamente los aficionados de Boca Juniors los xeneizes aprovecharon la ocasión para celebrar la caída del eterno rival, con un funeral por las calles del barrio de la Boca. Aunque antes de que el ascenso se consumará ya lo estaban celebrando por adelantado con una de esas canciones infaltables en cualquier estadio argentino. Con el ingenio que caracteriza a las hinchadas argentinas, los bosteros le dedicaron a las gallinas una versión personalizada de la canción de Daddy Yankee, La despedida.






Ahora que en la liga española parece que se va replantear el modelo de negocio podríamos tomar el ejemplo de River Plate (aunque tranquis el Madrid y el Barça tienen suficientes millones como para garantizarse la categoría) Pero quizá sería más atractivo repartir de otra manera los derechos de televisión y emitir más partidos en abierto. Así igual recuperaríamos algo más de emoción en el campeonato y de paso salvar de la ley concursal a algunos equipos. Aunque lo de que desaparezcan las sociedades anónimas ya lo veo más complicado. Pero lo bueno siempre se puede copiar, lo malo que se quede en un triste recuerdo para que no se repita nunca más y algún día acabe la violencia en el fútbol.

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