Hasta el momento tiene el 'honor' de haber sido el presidente más duradero de la historía de la democracia. Para muchos fue el presidente del cambio, para otros el presidente corrupto. Pero lo cierto es que Felipe González Marquez pasará a la historia como el líder más carísmatico de este país.
Mi generación empezó a conocer a Felipe ya en decadencia, cuando los escandalos del Gal y de los fondos reservados salpicaban a diario los informativos. Aunque a nosotros estas cosas nos importarán poco. Nosotros los chicos de los 80 recordaremos a Felipe como el hombre de la chaqueta o chaquetas de pana, aunque curiosamente sólo se las ponía en los mitínes. Tampoco se nos olvidará de la memoria las parodias de los guiñoles. Una de las más celebres cuando Felipe recuerda sus promesas electorales, "Es cierto que en este obierno hay algunos que han cometido algunos hurtos, pero compañeras y compañeros, los mandamientos son 10 y nosotros hemos cumplido 8, y en un pais cumplir el 80% del programa no está nada mal". Que chistoso el guiñol de Felipe.
Por aque entonces ya empezaba a dar guerra un señor de bigotes, llamado José María Aznar, y que después sucedería a Felipe González en la jefatura del ejecutivo. Aznar por aquel entonces nos regalaba frases, que han pasado a los anales del Congreso, cómo "Paro, despilfarro y corrupción" o la más célebre, "Váyase señor González".
Felipe nos regaló muchos momentos graciosos, pero también incorporó un conector más al bagaje lingüístico del personal, una frase que llegaba a repetir hasta 14 veces en sus mitínes de campaña. Una frase que incluso llegó a ser uno de los eslogánes que se corearon durante la noche del 28 de octubre de 1982, "Por consiguiente, Felipe Presidente".
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