Manuel Marín se despide de la política. El PaísEl incombustible presidente del congreso, Manuel Marín, se despide de la política. Tras 30 años de dedicación a este menester, ahora el político socialista se dedicará a la lucha contra el cambio climático (igual se va a dar conferencias con Al Gore). Marín será recordado no sólo por tratar de poner orden a sus revueltos señorías, sino también por su contribución a la adhesión de España en la Unión Europea.
Por aquel entonces, Marín se pasaba horas y horas en Bruselas negociando los farragosos capitulos exigidos por la comisión para ser socio del club. Y a la salida de las reuniones, según pude escuchar de boca de mi profesor de política comunitaria, lo más característico de su rostro eran sus ojeras. También supe por él que gracias a su tesón y constancia consiguió que los socios comunitarios rechazasen los duros períodos transitorios a los que el señor Mitterand, entre otros, querían establecer para la libre circulación de nuestros productos agrícolas.
Aunque sin duda todos le recordaremos cómo el presidente del Congreso, que ya desde el primer día de trabajo insto a sus señorías a que acudiesen descargados al hemciclo para votar. O también por haberse permitido el lujo de echar a Vicente Martínez Pujalte por incordiar en la sala. Todo esto en una legislatura, qué cómo el mismo ha admitido no ha sido fácil.
Desde aquí aplaudir la gran y no siempre reconocida labor que Manuel Marín a haecho por este nuestro país y desearle mucha suerte para su futuro.
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