sábado, 11 de diciembre de 2010

Cuando un mito se cae






Patidifusa me quede cuando enchufe el ordenata el jueves, y un urgente de El País entraba por mis ojos. "Marta Domínguez detenida en una operación contra el dopaje". Es una de esas noticias a las que no le puedes dar crédito, que piensas "no puede ser", pero es. El caso es que me afectó, porque se trataba de una atleta a la que admiraba mucho por su valentía, su coraje y su forma de ser, siempre con la sonrisa en los labios. Y además de eso porque es mediopaisana mía (si, la mitad de mi sangre es palentina, por parte de padre). Para los palentinos, Marta Domínguez era su paisana más ilustre, la persona que había conseguido que Palencia apareciera en los telediarios no sólo por sucesos, sino también porque era capaz de lograr grandes gestas deportivas. Ahora ese sentimiento se transformado en estupefacción y decepción para algunos y en incredulidad para otros, porque se niegan a creer que su convecina, después de tantos éxitos deportivos pueda estar metida en turbios negocios.


Un duro escándalo para una tierra en la que el atletismo es casi el deporte rey (con el permiso del fútbol claro está). La misma tierra que vio nacer a Mariano Haro, conocido como el león de Becerril , cuya estela siguieron muchos después. Pero ninguno llegó tan lejos como Marta. Y eso para un lugar olvidado en el mapa (tendríamos que hacer una campaña de Palencia, existe o algo así) es todo un motivo para estar orgulloso. Tanto que la figura de Marta Domínguez se había convertido en un mito viviente para los palentinos. El polideportivo más grande la ciudad lleva su nombre y el Ayuntamiento había encargado una estatua, que ahora está pendiente de pago por lo sucedido.


Hasta que se demuestre lo contrario todo el mundo es inocente, pero con tantos reconocimientos a sus espaldas y la categoría de institución en su ciudad, ¿quien le mandaba trapichear con Eufemiano? Con este escándalo, una ciudad y una provincia se han huerfánas del mito.

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