lunes, 27 de diciembre de 2010

Retro 2010: El año que tocamos la gloria


El año 2010 ya ha acabado, y como siempre en estas fechas todos echamos la vista atrás para recordar esos momentos que han marcado el año. Personalmente para mi, hay 4 acontecimientos por los que recordaré el 2010, un año redondo en muchos sentidos, y también un año en el que la puñetera crisis, no ha dejado tampoco de colear. Pero como ya desgracias tenemos muchas, vamos con momentos alegres.



1. "We are the champions of the world"










Fue el 11 de julio. A eso de las 20h todo el país (hasta los sanfermines) se paralizó para sentarse frente al televisor, y el que tuvo suerte pues se fue a Colón, para presenciar un hecho histórico. La selección española de fútbol, más conocida como la 'Roja' jugaba la final del Mundial de Sudáfrica. Y nosotros que pensábamos que nunca íbamos a pasar de cuartos, pues vamos que si los pasamos (es que cuando nos ponemos hacemos, las cosas a lo grande, que para eso somos españoles). Dos años antes, ya habíamos tocado la gloria europea, a golpe de tiki taka , y del golazo que marcó el número nueve del Liverpool, osea el niño Torres. Y ahí se nos desató a todos el orgullo nacional, ese que no sacamos ni el 12 de octubre. Lo mismo pasó este año, pero el motivo era aún mayor. En una final de infarto, ante la siempre temida Naranja mecánica , osea Holanda, España necesitó más de los 90 minutos reglamentarios para alcanzar la gloria. Ya todos pensábamos que íbamos a tener que llegar a los penaltis, hasta que apareció el gusiluz, el mago de Fuentealbilla, y demás sobrenombres que se le quieran poner, Andrés Iniesta. De una bolea, a pase perfecto de Navas, pumba, para dentro. Servidora, que lo estaba viendo en un bar, casi pierde la voz de lo que cantó aquel gol. Se me puso literalmente, la piel de gallina, por asistir a un acontecimiento histórico, de esos que luego se los cuentas a tus nietos. "Sí, mira yo estuve cuando España ganó el Mundial". Ya lo dijo el pulpo Paul (que en paz descansé) y lo corroboró la 'Roja' en el campo. Somos el mejor equipo del mundo.





Y todavía sigo sin explicarme como una pelotita de fútbol consigue lo que los políticos no pueden : unir a todo un país, bajo un mismo grito "Yo soy español, español, español". En esos momentos, nadie tuvo pudor a sacar a pasear la bandera nacional, a pintarse el rojo y gualda en la cara y ponerse la elástica de la 'Roja'. Por primera vez, en Pamplona, (una ciudad poco patriótica), ví el mayor número de banderas españolas concentradas por metro cuadrado (vamos, que ni en la mani para defender la foralidad de nuestra querida comunidad, con presencia de Mariano, se vieron tantas). Y qué contentos estábamos oye, por fin éramos noticia por algo bueno, y no por la dichosa crisis. Por fin podíamos sentirnos orgullosos de ser españoles y no tener miedo a decirlo. Por fin teníamos un lugar destacado en la prensa mundial, sin que fuera por un atentado, la corrupción o algo gordo. No, lo teníamos por haber logrado una gesta deportiva. Ese deporte, que ahora arrasa con todo, y que está viviendo su edad dorada, con Nadal y Lorenzo como máximos exponentes.





La celebración, como no pudo ser menos estuvo a la altura de nuestros antecedentes y las circunstancias, con recorrido triunfal de los campeones por Madrid, show de Pepe Reina y como no, Don Manolo Escobar entonando el Qué viva España. Increíble. Qué gran momento. Aunque siempre quedaran para la historia esas imagenes, mi orgullo patrio ha vuelto a su sitio, en el fondo, fondo (a la espera de otro acontecimiento que lo vuelva a resucitar).



2. "Los 33"













Casi parece el título de una película o de una serie, pero no lo es. Siempre se dice que la realidad supera a la ficción, y este año volvimos de nuevo a tener la prueba de ello. El 14 de octubre y después de haber estado sepultados durante 69 días a casi 700 metros de profundidad, los ya conocidos mineros de Chile fueron rescatados vivitos y coleando. Una operación de rescate como nunca se había visto antes, no sólo por la cantidad de personas y medios desplegados (NASA, incluida), sino también porque seguro que fue uno de los rescates, o tal vez el único, que ha tenido una audiencia planetaria. A pesar de las intempestivas horas españolas, muchos nos pegamos a la televisión ( a ratos, en mi caso), para poder ver en directo a aquellos hombres que emergían a la superficie (de uno en uno). Un milagro. Poco tiempo después no muy lejos de Copiapó y en el desierto de Atacama, también otros compañeros suyos perdían la vida. O el más reciente el de unos mineros neozelandeses que quedaron sepultados por una explosión. Ellos tuvieron suerte.




Durante los 69 días que duró su calvario, todos seguimos día a día las evoluciones del rescate, pero también los pudimos conocer bastante bien. Al punto, de que cuando salieron de la mina ya nos sabíamos la vida y milagros de cada uno de ellos. Qué si uno tenía dos mujeres, otro fue jugador de fútbol, otro había tenido una hija mientras estaba ahí abajo, y así sucesivamente. Es lo que tiene el drama (en este caso con final feliz), que atrae a todo el mundo bien por el morbo, o bien por la compasión que sienten hacía ellos. Quien sabe. Lo cierto es que yo no me retiré al sobre hasta que salió el último minero, y Piñera soltó el correspondiente discurso (a destiempo, porque el último rescatador aun no había salido, y oye hay que reconocerles también su mérito).




Con semejante hazaña a sus espaldas, algunos mineros (bueno más bien sus familias), aprovecharon la ocasión para lucrarse. Hombre, siempre está mal visto que alguien utilice una desgracia para sacar pasta, pero bueno, viendo las condiciones en las que estaban trabajando esta pobre gente y la mierda que cobraban, pues en cierto modo puede ser comprensible. Desde que fueron rescatados poco hemos sabido de los 33, aunque si los pudimos ver a algunos de ellos en el Bernabéu viendo un partido del Madrid. Aunque según se publicó recientemente, habrían contratado a un abogado para que se hiciera cargo de sus derechos de imagen así que, puede que pronto los veamos por ahí. Y por supuesto la peli o miniserie, seguro que está a punto de caer.




3. La diplomacia estadounidense desclasificada.




Sin duda, otro de los acontecimientos que por los que se recordará este año en los libros de Historia serán las filtraciones de Wikileaks, organización fundada por Julian Assange (a este hombre hay que hacerle un monumento), que dejan en evidencia a la diplomacia americana. Por supuesto, no me he olvidado del tema y seguiremos hablando en este blog, acerca de estas revelaciones tan jugosas y que a buen seguro van a cambiar muchas cosas, si es que no lo han hecho ya. Como ya le estoy dedicando unos posts extensos al asunto, no me voy a entretener más con esto.




4. ¿El alto al fuego definitivo?


Este también ha sido el año en el que esos que se visten con capucha porque no tienen c... a dar la cara, declararon de nuevo un alto al fuego. La palabrería, la de siempre. Porque para que se van a molestar. Si tuvieran neuronas seguro que no nos estarían tocando tanto las narices. Parece que los hilos se están moviendo hacía la paz, y yo quiero creerlo. Pero me cuesta, qué le vamos a hacer, son muchos años oyendo lo mismo. Ni los comunicados, ni la entrevista ambigua de Otegui ni otras cosas que se han oído por ahí me convencen. Como ya dijo Rubalcaba, el único comunicado que todos esperamos es el de que dejan las armas y abandonan la violencia (y de paso podrían decir que se quitan de en medio, aunque igual esto ya es mucho pedirles...). Y nada de que se crean garantes de un proceso de normalización , porque ellos han sido los primeros en quebrantar las normas, así que ahora tendrán que ajustarse a la norma. Se puede negociar, puede, pero no a cualquier precio. Como la esperanza es lo último que se pierde (aunque con estos es fácil perderla) espero que ésta sea la definitiva.















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